¿Cómo y cuando llegó?
Existía en la simpática y acogedora
población de Santa Ana, una hermosa
imagen de Santa Ana, de madera y
para vestir, como todas las imágenes
antiguas, que tal vez por no haber en
el momento un templo de buena
hechura, dicha imagen de Nuestra
Señora, patrona del pueblo y
venerada por todos sus habitantes, se
guardaba celosamente y con
desinteresado cariño, después de las
fiestas patronales, en la casa de las
muy dignas hermanas Julia, Virginia y Incolaza López Vergara. Allí a los
devotos le llevaban ofrendas y velas, que guardaban y quemaban las López, con
especial cariño la Niña Incolaza, un malhado día en un descuido una vela
encendida alcanzó los vestidos de la santa imagen, que cuando se dieron cuenta
era demasiado tarde y la venerada imagen se incendió, causando también daño
total a la casa, quedando de la imagen solo las manos, esto fue aproximadamente
en 1920 siendo este hecho muy sentido en todo el pueblo.
Desde este momento doña Isabel Acuña de Jiménez mujer de principios
cristianos arraigados, nacida en San Fernando – Magdalena siendo hija de
Miguel Acuña y Concepción Leiva, y casada con Julio Jiménez Siado, concibió el
deseo y propósito de regalar una imagen de Santa Ana al pueblo que
amablemente la acogió, le brindó su cariño y su respeto durante los muchos años
que en él vivió hasta su muerte.
Una vez muerto su esposo don Julio Jiménez Siado, quiso ella hacer efectivo ese
piadoso y firme deseo, (o tal vez promesa), de regalar de sus propios bienes una
hermosa imagen de la patrona.
Comenzó a hacer las diligencias pertinentes para cumplir su deseo, pero
desafortunadamente no pudo verlo realizado, porque “Isa” (como la llamában
cariñosamente en familia) el día 27 de diciembre de 1954 inesperadamente salió
de este mundo a reunirse con sus antepasados en la Casa del Padre.
Sin embargo sus hermanas: Graciela, Fermina Acuña Silgero, Judith Acuña
Silguero de Jiménez criadas todas ellas desde su más tierna infancia, quisieron
hacer realidad el deseo y sueño de “Isa” ya que ellas conocían ese deseo; de esa
forma hicieron las diligencias necesarias para traer de Medellín la precios imagen
de Nuestra Señora Santa Ana y la virgen que hoy se venera en la iglesia
Parroquial desde 1956.
Hicieron esta donación en nombre de los esposos, Jiménez Acuña, (Julio e Isabel).
No se conoce el costo de la imagen, por que ellas nunca hacían alarde de las
donaciones, pero sí se conoce que fue costeada íntegramente por las hermanas
Acuña Silgero.
De estos hechos podemos dar fe los hijos y sobrinos de las Acuña Silguero, y por
una sentida carta de agradecimiento que el Venerable Párroco de muchos años en
Santa Ana, el Reverendo Padre Luis E. Rendón Rendón (q.e.p.d) escribió a mi
madre y mis tías, encomiando su generosidad y dándole gracias en nombre del
pueblo de Santa Ana y de la parroquia un “Dios le pague” y ofreciendo una
plegaria por el eterno descanso de las almas de Julio Jiménez Siado e Isabel
Acuña Leiva.
población de Santa Ana, una hermosa
imagen de Santa Ana, de madera y
para vestir, como todas las imágenes
antiguas, que tal vez por no haber en
el momento un templo de buena
hechura, dicha imagen de Nuestra
Señora, patrona del pueblo y
venerada por todos sus habitantes, se
guardaba celosamente y con
desinteresado cariño, después de las
fiestas patronales, en la casa de las
muy dignas hermanas Julia, Virginia y Incolaza López Vergara. Allí a los
devotos le llevaban ofrendas y velas, que guardaban y quemaban las López, con
especial cariño la Niña Incolaza, un malhado día en un descuido una vela
encendida alcanzó los vestidos de la santa imagen, que cuando se dieron cuenta
era demasiado tarde y la venerada imagen se incendió, causando también daño
total a la casa, quedando de la imagen solo las manos, esto fue aproximadamente
en 1920 siendo este hecho muy sentido en todo el pueblo.
Desde este momento doña Isabel Acuña de Jiménez mujer de principios
cristianos arraigados, nacida en San Fernando – Magdalena siendo hija de
Miguel Acuña y Concepción Leiva, y casada con Julio Jiménez Siado, concibió el
deseo y propósito de regalar una imagen de Santa Ana al pueblo que
amablemente la acogió, le brindó su cariño y su respeto durante los muchos años
que en él vivió hasta su muerte.
Una vez muerto su esposo don Julio Jiménez Siado, quiso ella hacer efectivo ese
piadoso y firme deseo, (o tal vez promesa), de regalar de sus propios bienes una
hermosa imagen de la patrona.
Comenzó a hacer las diligencias pertinentes para cumplir su deseo, pero
desafortunadamente no pudo verlo realizado, porque “Isa” (como la llamában
cariñosamente en familia) el día 27 de diciembre de 1954 inesperadamente salió
de este mundo a reunirse con sus antepasados en la Casa del Padre.
Sin embargo sus hermanas: Graciela, Fermina Acuña Silgero, Judith Acuña
Silguero de Jiménez criadas todas ellas desde su más tierna infancia, quisieron
hacer realidad el deseo y sueño de “Isa” ya que ellas conocían ese deseo; de esa
forma hicieron las diligencias necesarias para traer de Medellín la precios imagen
de Nuestra Señora Santa Ana y la virgen que hoy se venera en la iglesia
Parroquial desde 1956.
Hicieron esta donación en nombre de los esposos, Jiménez Acuña, (Julio e Isabel).
No se conoce el costo de la imagen, por que ellas nunca hacían alarde de las
donaciones, pero sí se conoce que fue costeada íntegramente por las hermanas
Acuña Silgero.
De estos hechos podemos dar fe los hijos y sobrinos de las Acuña Silguero, y por
una sentida carta de agradecimiento que el Venerable Párroco de muchos años en
Santa Ana, el Reverendo Padre Luis E. Rendón Rendón (q.e.p.d) escribió a mi
madre y mis tías, encomiando su generosidad y dándole gracias en nombre del
pueblo de Santa Ana y de la parroquia un “Dios le pague” y ofreciendo una
plegaria por el eterno descanso de las almas de Julio Jiménez Siado e Isabel
Acuña Leiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario